martes, noviembre 04, 2014

Rol y Responsabilidad del Nuevo Maestro en la Búsqueda de una Educación Colombiana de Calidad

Las creencias y preconcepciones de los futuros maestros

No es un secreto que los futuros maestros traen consigo a la carrera docente un cúmulo de creencias sobre la naturaleza de la enseñanza y el aprendizaje y que esas creencias interactúan con los contenidos y la pedagogía de sus programas de formación para influenciar el qué y el cómo ellos aprenden. Numerosos estudios se han publicado al respecto por autores como Anderson y Bird, 1995; Borko, Eisenhart, Brown, Underhill, Jones, y Agard, 1992; Calderhead, 1991; Calderhead y Robson, 1991; Kagan, 1992; Pajares, 1993; Richardson, in press; Wubbels, 1992).

Nuestro sistema educativo colombiano no parece estar fundado sólidamente sobre los cimientos de nuestra historia, nuestra cultura, nuestras creencias, nuestras necesidades y expectativas.

Los autores que menciono arriba, que han estudiado a fondo diversos aspectos de la formación de maestros y todos los factores que juegan algún tipo de rol en la calidad educativa, son extranjeros. Ellos se han preocupado por determinar roles, creencias, preconcepciones, pensamientos, ideas, psicología educativa, conocimientos previos de los futuros profesionales de la educación que de alguna manera puedan incidir en su desempeño futuro y puedan crear un marco de referencia para reestructurar programas de formación, de tal manera que se cierre la brecha entre los conocimientos , ideas, preconcepciones y creencias previas de los maestros al ingresar a un programa de formación y las expectativas y necesidades del sistema educativo del que ellos serán protagonistas.

He encontrado algunos estudios a nivel latinoamericano sobre las actitudes, roles y competencias de los maestros en ejercicio (Bastos, 1989; Sacristán, 1989; De Souza & Elia), pero ninguna de ellas se centra en la formación de los maestros y la interpretación profunda de la pedagogía y las diferentes significaciones y connotaciones que los futuros maestros tejen en torno a ella en un proceso contemplativo del antes, durante y el después del proceso de formación docente.

En Colombia necesitamos articular líneas de investigación encaminadas a estudiar profundamente el quehacer docente y en especial analizar las motivaciones, intereses, expectativas y conocimientos previos de los estudiantes y la concatenación de ellos con los programas de formación docente y las expectativas de calidad del gobierno nacional.

Los maestros son los agentes dinamizadores del proceso educativo y responsables de ejecutar el currículo a través de estrategias pedagógicas acordes con la realidad nacional, las exigencias del mundo globalizado y las necesidades y expectativas de los estudiantes y comunidad educativa en general. Es por ello que me apasiona la idea de encontrar los aspectos positivos y negativos, eficientes e ineficientes de los programas de formación de maestros en nuestro país. Es importante para mí determinar cuáles son los aportes nuevos y las apuestas que las instituciones formadoras de nuevos docentes  están haciendo por mejorar la práctica pedagógica y, de paso, la calidad educativa en nuestro país.

Hace muchos años, Zeichner & Tabachnick (1981) se aventuraron a dar una explicación sobre la razón por la cual los sistemas educativos no son exitosos, afirmando que las miles de horas que los futuros profesores pasan en las aulas de clase moldean sus creencias, pero que las creencias conservadoras permanecen latentes durante el entrenamiento formal en pedagogía en la universidad y ellas se convierten en la fuerza mayor una vez los maestros están en su propio salón de clase.

Más adelante, Kennedy (1997) dijo que los sistemas educativos no son más exitosos debido a la falta de articulación de las creencias que los candidatos a maestros traen a la universidad y el papel que juegan sus creencias y preconceptos antes, durante y después de su proceso de formación. ¿Será posible determinar el origen de sus creencias y la incidencia de ellas en el desempeño del docente y la calidad de la educación que se imparte en nuestro país? Tal vez no resulte difícil definir el génesis de ellas: producto de su crianza, reflejo de sus experiencias de vida, resultado de sus procesos de socialización escolar, la cultura de su comunidad, etc., pero lo trascendental será interpretarlas y darles sentido y dirección.

Roles de los maestros en relación con los programas de formación docente

El segundo aspecto que me gustaría estudiar a profundidad es los roles de los profesores (aspirantes y en ejercicio) dentro de una formación docente de calidad, para lograr el ideal de una educación colombiana de calidad, reconocida y competitiva a nivel internacional.

Muchas preguntas surgen a la hora de determinar variables que orienten un proceso investigativo de corte hermenéutico circular que nos permita encontrar nuevos significados a partir de la interpretación de las realidades objeto de observación:

¿Cómo podemos los maestros intervenir en la transformación de la sociedad colombiana para llevarla a ser una sociedad del conocimiento?

¿Cuáles son las tareas y responsabilidades concretas de los maestros y la escuela para llevar al país por el camino de la prosperidad económica y la cohesión social?

¿Qué cambios sustanciales debemos promover para que los programas de formación de maestros sean culto a la calidad, respondan a las necesidades del país y den un status profesional más destacado a los maestros?

¿Cuáles son las estrategias necesarias para formar maestros con actitud investigadora y capacidad de liderazgo dentro y fuera del aula?

Corrientes pedagógicas usadas en Colombia en el siglo XX

La educación colombiana ha estado impregnada de movimientos y corrientes pedagógicas extranjeras. Hemos sido un pájaro que va de flor en flor, en búsqueda de la de mejor sabor. Hemos probado todas las flores y ninguna nos ha llenado completamente, ni ha colmado las necesidades reales de la población colombiana.

Necesitamos construir la historia pedagógica de Colombia, definir la relación que ha tenido el maestro con el saber pedagógico, analizar la pertenencia de los modelos que han permeado la escuela, y unirnos en torno al ideal de construir nuestro propio modelo pedagógico para que nuestras prácticas escolares sean totalmente adecuadas a nuestro contexto colombiano.

La globalización y los medios de comunicación han creado un tipo de colombiano que mira hacia afuera, han formado un tipo de colombiano que ha perdido paulatinamente su identidad y para quien el ideal es salir del país. Nuestra cultura colombiana se ha visto infiltrada por otras culturas, especialmente la americana y ello ha producido lentamente un distanciamiento de nuestras raíces y hasta un desprecio de ellas.

La construcción de modelos pedagógicos que respondan a las características de nuestro contexto y que se articulen perfectamente con la cultura nacional es una tarea que los maestros y la academia debemos emprender, no sin antes obtener compromisos de apoyo concretos de todos los sectores de la sociedad colombiana.

Algunas preguntas a las que se debe dar respuesta son:

¿Cuál es el perfil de nuestra población estudiantil, de nuestros maestros, de nuestras escuelas y de nuestras comunidades?

¿Qué recursos tenemos a nuestro alcance para responder a las necesidades y expectativas de la comunidad educativa?

¿Qué modelos pedagógicos y metodologías hemos implementado y tenemos a disposición para formar a nuestros sujetos escolares? ¿Son ellas pertinentes? ¿Los maestros las conocemos bien? ¿Qué cambios les hemos hecho o nos gustaría hacerles para que sean más significativas en nuestras comunidades?

¿Cuáles son los obstáculos que hemos encontrado y/o que podríamos encontrar en el camino de la construcción de un modelo pedagógico hecho por colombianos para colombianos?

¿Qué tipo de sujetos escolares queremos formar? ¿A dónde queremos que ellos lleguen? ¿A dónde quieren ellos llegar? ¿Hacia dónde queremos que vaya la escuela?

En el camino hacia la calidad y la pertinencia de la educación en Colombia encontraremos muchos escollos y muchas más cuestiones por responder, pero también encontraremos muchas satisfacciones y el aprendizaje que de ello se derivará es infinito. El liderazgo de los maestros y de los futuros maestros que se forman en las aulas será determinante para alcanzar todos los objetivos que se tracen.




REFERENCIAS


Anderson, L., & Bird, T. (1995). How three prospective teachers construed three cases of teaching. Teaching & Teacher Education, 11(5), 479-499.

Bastos, H., 1989, Cambio en la práctica de los profesores; una experiencia usando procesos reflexivos, Investigación en la escuela, 9.

Borko, H., Eisenhart, M., Brown, C. A. et al. (1992). Learning to teach hard mathematics: Do novice teachers and their instructors give up too easily? Journal for Research in Mathematics Education, 23, 194-222.

Calderhead, J. (1991). The nature and growth of knowledge in student teaching. Teaching and Teacher Education, 7(5/6), 531-35.

Calderhead, J., & Robson, M. (1991). Images of teaching: Student teachers' early conceptions of classroom practice. Teaching and Teacher Education, 7(1), 1-8.

De Souza Barros, S. & Elia, M.F. Las actitudes de los profesores: cómo influyen en la realidad de la clase. Universidad Federal de Rio de Janeiro, Brasil

Kagan, D. (1992). Implications of research on teacher beliefs. Educational Psychologist, 27(1), 65-90.

Kennedy, M. M. (1997). Defining an ideal teacher education program [mimeo]. Washington, DC: National Council for the Accreditation of Teacher Education.

Pajares, F. (1993). Preservice teacher beliefs: A focus for teacher education. Action in Teacher Education, 15(2), 45-54.

Richardson, V. (in press). The role of attitudes and beliefs in learning to teach. In J. Sikula (Ed.), The handbook of research on teacher education (2nd ed.). New York: Macmillan.

Sacristán, J. G., 1989, Profesionalidad docente, currículo y renovación pedagógica, Investigación en la Escuela, No 7.

Wubbels, T. (1992). Taking account of student teachers' preconceptions. Teaching and Teacher Education, 8, 137-49.


Zeichner, K. M., & Tabachnick, B. R. (1981). Are the effects of university teacher education washed out by school experience? Journal of Teacher Education, 32(3), 7-11. (ERIC Journal No. EJ249372)

domingo, noviembre 02, 2014

Differentiation in the Critical Thinking Classroom


Characteristic: Complex, logical thinkers

Implications in the Classroom

Positive
Negative
a.    Their analytical view of things brings deep insight to classroom discussions.
b.    Their "if...then" logic awakes curiosity in their peers.
c.    Metacognitive approach to learning allows the student to better understand his own learning process and that of others.
d.    Multitasker, focused, driven, goal-oriented.

a.    A complex thinker can feel frustrated or might disconnect himself from the class when his peers don’t understand him.
b.    The student could be argumentative.
c.    Might experience crisis in the form of despair, dissatisfaction, and a sense of purposelessness. Also, could manifest some form of disengagement and disorientation.
It is my belief that all ‘positive’ implications of complex, critical thinking in the classroom could become ‘negative’ if the teacher doesn’t guide the student to use those skills appropriately, or if the classroom environment/culture is not respectful of differences. It is the responsibility of the teacher to guide the student on how to become an effective critic of his thinking and the thinking of others, to maximize the quality of his product (his thinking).


Differentiation Strategies:
1.    Activities that involve error analysis, deduction, problem-solving, and analysis of perspectives can promote and stimulate logical, complex thinkers.
2.    I would use an Inquiry-Based Learning approach to differentiate especially process and product of complex, logical thinkers. The students have to be responsible of conducting research and defining focused problem questions within broader inquiry or topic.
3.    I would also differentiate the process for these type of learners through active, high level thinking questions. Complex thinkers could find learning more relevant and engaging by being asked and encouraged to ask smart questions, rather than having the passive role of answering questions.




sábado, octubre 25, 2014

Coherencia, Pertinencia y Calidad: Necesidades de Nuestro Modelo Educativo Colombiano


Es curioso que en nuestro país cada institución educativa va para un lado diferente...
Todos promulgan un modelo educativo pertinente, coherente y eficiente para la población que atienden: los colegios de clase promulgan modelos alternativos y muy europeos, que dicen ser la mejor opción para una población hambrienta de lo exótico y lo extranjero, mostrando al final de la educación media buenos resultados en las pruebas de estado, que son ostentados por aquellos estudiantes que fueron especialmente preparados para ello...se necesita mostrar calidad...

En cambio los demás colegios se contentan con decir (sólo decir porque no se demuestra en muchos casos) que su modelo es el del Aprendizaje Significativo, o Constructivista, o Tradicional...pero en la práctica, cada maestro va para un lado diferente (téngase en cuenta que muchos maestros ni siquiera conocemos el PEI de la institución donde laboramos).

No se pueden desconocer los esfuerzos que al respecto hacen algunos investigadores colombianos como Giovanni Iafrancesco o la Fundación Alberto Merani y otros que han tratado de mostrar modelos acordes con las necesidades, intereses y expectativas nacionales, pero nada ha sido conclusivo y se ha quedado como esfuerzos aislados. Nada ha demostrado ser el verdadero modelo que necesitamos.

Es interesante ver el éxito que ostentan modelos educativos como el finlandés, el chino, o el de Corea, pero es responsable y aterrizado considerar nuestro contexto colombiano y las necesidades particulares del mismo. Sería aventurado copiar un modelo educativo extranjero basados en su éxito local. Su pertinencia y coherencia podrían estar totalmente desfasadas con relación a la realidad de nuestro país.

Colombia necesita investigación que permita configurar nuestra realidad actual, para alinearla con nuestros planes futuros (Plan Decenal, etc.) y con los compromisos que nuestro gobierno quiera asumir en materia de educación. Esta investigación debe ser el punto de partida de toda acción que se emprenda para mejorar la calidad educativa. Mirar hacia afuera de nuestras fronteras para copiar es irresponsable, para admirar y autoevaluarnos, sería apenas natural.

Me gustaría que la discusión se iniciara en torno al modelo educativo que nuestro país quiere y necesita, para formar ciudadanos verdaderamente competentes, comprometidos y con sentido de pertenencia con su territorio. Que repensemos y creemos unos estándares e indicadores de idoneidad que nos permitan tener claro de dónde venimos y para dónde vamos, qué estudiantes tenemos y qué estudiantes y ciudadanos queremos entregarle a la patria. Que replanteemos el ideal de calidad, de modo que vaya de la mano con los ideales de cobertura. Que estructuremos un sistema de evaluación justo, integral, coherente y pertinente, pero exigente, de manera que la mediocridad no se siga patrocinando en la escuela con directrices gubernamentales que siguen atropellando la calidad con sus decretos que pretenden disminuir repitencia y deserción.

Es mi deseo que en nuestro país dejemos de seguir rellenando el currículo con más y más nuevas "tareas": competencias ciudadanas, competencias laborales, TIC's, competencias comunicativas, etc. y unamos todas estas buenas intenciones en un solo plan: El Proyecto Educativo Colombiano del siglo XXI, basado en un modelo pedagógico colombiano, hecho por colombianos, con los colombianos y para los colombianos, que responda a las exigencias del mundo globalizado. Esta debería ser la verdadera raíz, base y fundamento de nuestro modelo Educativo.

martes, agosto 26, 2014

Educación, Tecnología y Competitividad

Los avances de la ciencia y la tecnología demandan que los sistemas educativos y sus actores se pongan a la vanguardia y vayan a la par con las exigencias globales.

El auge del internet, las herramientas Web 2.0 y todas las tecnologías de la información y la comunicación que han surgido en las dos últimas décadas han desencadenado cambios a todo nivel y en todos los sistemas a nivel mundial.

En Estados Unidos, por ejemplo, el sistema educativo ha sufrido cambios drásticos en toda su estructura, para llegar a lo que hoy ellos llaman la educación del siglo XXI. Estos cambios son, entre otros, inversiones millonarias en la infraestructura física y tecnológica de las escuelas y los distritos escolares; capacitación de los maestros para hacerlos competentes en el uso de herramientas tecnológicas y en la instrucción basada en tecnologías de la información y la comunicación; cambios en la estructura de los currículos, los modelos educativos, las estrategias y metodologías pedagógicas, el sistema de evaluación y promoción de los estudiantes; creación de redes del conocimiento que van más allá de las paredes de la escuela y de los límites geográficos. El internet y los avances tecnológicos han provocado una revolución educativa que va tan rápido que asimilarlo no ha sido tarea fácil.
                                                            
Por otro lado, los adultos nos hemos visto involucrados en unos cambios que apenas podemos asimilar. Nuestros hijos, sobrinos, nietos son parte de una nueva generación que intentamos discernir y a la que tenemos que adecuarnos. Somos nosotros los adultos los que debemos aprender y acostumbrarnos a usar un sinnúmero de artefactos que para las nuevas generaciones son un juego de niños, pero que para nosotros requieren cursos intensivos para medianamente comprenderlos.
This picture is quoted from
http://www.campaignasia.com/BlogEntry/333092,Digital+Natives+%E2%80%94+the+dominant+demographic.aspx

Estos jovencitos son parte de una nueva generación que Mark Prensky (2001) llama “ciudadanos digitales”. Ellos, de acuerdo con el autor, al graduarse de la universidad han gastado menos de 5000 horas de sus vidas leyendo, pero alrededor de 10,000 horas jugando videojuegos (sin mencionar 20,000 horas viendo televisión). Los juegos de computador, el e-mail, el internet, los teléfonos celulares y la mensajería instantánea son partes integrales de sus vidas.

Nosotros los adultos, a quienes el autor llama “inmigrantes digitales”, en algún punto de nuestras vidas nos hemos fascinado (por necesidad o por gusto) con el uso de estas tecnologías y las hemos adoptado en nuestras vidas. Nosotros no vivimos nuestros procesos de socialización de la misma manera que los jóvenes de hoy lo hacen. Ellos simplemente son muy diferentes a nosotros y el camino que debemos recorrer para comprenderlos y adecuarnos a ellos es largo y poco sencillo.

Los inmigrantes digitales nos hemos convertido en instructores arcaicos, que hablamos un idioma desactualizado (el idioma de la era pre-digital), tratando de llevar nuestros saberes a una población estudiantil que habla, piensa y aprende diferente a nosotros. Ellos hablan un idioma diferente, ellos manejan la información de una manera distinta a la nuestra. Nuestros estudiantes reciben enormes cantidades de información en una forma muy rápida, desarrollan muchas tareas al mismo tiempo (leen, escuchan música, miran el e-mail, envían mensajes de texto por el celular, ven televisión, etc.); prefieren gráficos a textos, disfrutan más el juego que el trabajo “serio”. Incluso, nuestros estudiantes padecen ahora trastornos de los que hace algunas décadas jamás hubiéramos escuchado, como el déficit de atención e hiperactividad.

¿Estamos los maestros preparados para ofrecer a los estudiantes la educación que ellos necesitan, usando las herramientas que para ellos son familiares y significativas? Más aún: ¿estamos preparados para entenderlos y ofrecerles el apoyo necesario dentro de su proceso de formación? No basta con dotar las aulas de clase con toda suerte de aparatos y artefactos electrónicos si los maestros no sabemos cómo usarlos, cómo adecuarlos a un nuevo currículo y no conocemos las nuevas características de la población a la que nos enfrentamos.

Las aulas de clase del siglo XXI ya son una realidad, ya están siendo utilizadas por una cantidad de maestros inmigrantes digitales que han adquirido una ciudadanía digital. Estamos en una carrera contra el tiempo para convertir nuestros sistemas educativos a las nuevas tendencias mundiales y a las nuevas necesidades, intereses y expectativas de los ciudadanos digitales.

Surge entonces una necesidad apremiante: formar maestros que puedan liderar el nuevo currículo, guiar a las nuevas generaciones de estudiantes y ofrecerles las herramientas que sean para ellos significativas dentro de su proceso de aprendizaje.

Mi país, Colombia, está apenas entrando en la era digital, tratando de incorporar nuevas tecnologías en la educación. Nuestros estudiantes, por otro lado, desde hace mucho tiempo atrás conocen de sobra estas tecnologías pero comprenden que sus escuelas están apenas dando sus primeros pasos en el camino de incorporarlas a sus currículos.

Los maestros colombianos necesitamos prepararnos en la implementación y el uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación en el ámbito educativo para hacer nuestro sistema educativo competitivo a nivel regional y mundial.

El ministerio de educación de Colombia está haciendo esfuerzos ingentes para mejorar la calidad de la educación del país, a través del mejoramiento de la infraestructura física de las escuelas, apoyo a la población estudiantil para reducir las tasas de deserción escolar, programas de profesionalización y capacitación de los docentes, etc. Sin embargo, la economía y las finanzas del país no parecen ser suficientes para cubrir tantos frentes que necesitan atención.



The Net Generation

NEW LEARNERS, NEW TECHNOLOGIES, NEW ACADEMIES
By: Carlos Valencia
The academy of today seems to be one (or more) step behind from our learners; it seems that our learners are clamoring for new methodologies that match with their learning styles and this is creating a hassle for the construction of innovative and up-to-date curricula. For each school system and each school and university, there is an urgent need to prepare the academy of today for the learners of tomorrow.
This picture is quoted from
http://etec.ctlt.ubc.ca/510wiki/E-Learning_2.0 
The school systems that I am acquainted with in the US, are rushing to equip their classrooms with interactive boards, personal computers for each teacher and student, wireless internet access, student response systems, Lumens cams and even portable devices that allow teachers to have the board in their hands.
We cannot deny the huge effort that is being made to make our classrooms digital, in order to respond to a digital generation that has caught us unprepared to respond to their needs and learning styles. Fortunately, most of today’s teachers understand their responsibility and are willing to learn; however, some are holding on to their old methodologies and are unwilling to adapt to the unstoppable changing times.
Now, in addition to the teacher’s hard work of getting accustomed to technologies and web tools for use in the classroom, they need to cope with new and innovative methods that fit with their digital natives’[1] learning style.
Teachers are facing and trying to educate a generation that, according to Oblinger and Oblinger (2005)[2], is: digitally literate, connected, immediate, experiential, social, likes to work in teams, structured (achievement oriented), oriented toward inductive discovery, visual and kinesthetic, and that believes that a difference can be made and serious problems can be resolved through science and technology.
Given the characteristics and learning styles of the N-Gen, educators need to start formulating and applying new pedagogical approaches that end up in relevant instructional methods that include, but do not limit to inquiry learning, problem based learning, project-based learning, case-based teaching, discovery learning. These methods, that are all inductive, according to Prince (2006)[3], are “all learner centered (aka student-centered), meaning that they impose more responsibility on students for their own learning than the traditional lecture-based deductive approach does”.
How can we as teachers reach their minds and truly engage this generation of kids that are so bathed in bits that feel and see them as part of the natural landscape? One good answer could be that we need to change from a teacher-centered instruction (lectures, deductive learning), to learner-centered, one that opens a wide variety of methods and methodologies that elicit students’ participation and use the students’ previous knowledge and skills to gain new concepts, reshape knowledge or, why not, create a new one.
Our class sizes are growing and today, more than ever, broadcasting makes a lot of sense and traditional class tasks such as homework, lectures and textbooks become an analogy for the broadcast media that works perfect with a mass audience and fits with their interests, hobbies and expectations.
The use of some second generation web-based technologies such as podcasting, blogs, wikis, social networking services, social bookmarking services, and file sharing, are of immeasurable utility for educators. Our job is to become skillful in the use of such tools, transform the curriculum and the classroom into a digital learning center, and figure out the pedagogical approaches that will put all the pieces together to produce real, relevant, shared learning and knowledge, with the active and committed participation of our kids, as they are the soul of the educational process.






[1] Prensky, M. (2001). Digital Natives, Digital Immigrants. On the Horizon (MCB University Press), 9(5), 1.

[2] Oblinger, D & G (2005). Educating the Net Generation. NCSU: Educause.

[3] Prince, (2006). Inductive Teaching and Learning Methods: Definitions, Comparisons and Research bases. Journal of Engineering Education, 95(2), 123-138.

La Educación Colombiana

Es curioso que en nuestro país cada institución educativa va para un lado diferente...
Todos promulgan un modelo educativo pertinente, coherente y eficiente para la población que atienden: los colegios de clase promulgan por modelos alternativos y muy europeos, que dicen ser la mejor opción para una población hambrienta de lo exótico y lo extranjero, mostrando al final de la educación media buenos resultados en las pruebas de estado, que son ostentados por aquellos estudiantes que fueron especialmente preparados para ello...se necesita mostrar calidad...
En cambio los demás colegios se contentan con decir (sólo decir porque no se demuestra en muchos casos) que su modelo es el del Aprendizaje Significativo, o Constructivista, o Tradicional...pero en la práctica, cada maestro va para un lado diferente (téngase en cuenta que muchos maestros ni siquiera conocemos el PEI de la institución donde laboramos).
No se pueden desconocer los esfuerzos que al respecto hacen algunos investigadores colombianos como Giovanni Iafrancesco o la Fundación Alberto Merani y otros que han tratado de mostrar modelos acordes con las necesidades, intereses y expectativas nacionales, pero nada ha sido conclusivo y se ha quedado como esfuerzos aislados. Nada ha demostrado ser el verdadero modelo que necesitamos.
Me gustaría que la discusión se iniciara en torno al modelo educativo que nuestro país quiere y necesita, para formar ciudadanos verdaderamente competentes, comprometidos y con sentido de pertenencia con su territorio. Que repensemos y creemos unos estándares e indicadores de idoneidad que nos permitan tener claro de dónde venimos y para dónde vamos, qué estudiantes tenemos y qué estudiantes y ciudadanos queremos entregarle a la patria. Que replanteemos el ideal de calidad, de modo que vaya de la mano con los ideales de cobertura. Que estructuremos un sistema de evaluación justo, integral, coherente y pertinente, pero exigente, de manera que la mediocridad no se siga patrocinando en la escuela con directrices gubernamentales que siguen atropellando la calidad con sus decretos que pretenden disminuir repitencia y deserción.

Es mi deseo que en nuestro país dejemos de seguir rellenando el currículo con más y más nuevas "tareas": competencias ciudadanas, competencias laborales, TIC's, competencias comunicativas...y que tratemos de unir todos estos interesantes buenos deseos en un solo plan: El Proyecto Educativo Colombiano, basado en un modelo pedagógico colombiano, hecho por colombianos, con los colombianos y para los colombianos. Esta debería ser la verdadera raíz, base y fundamente de nuestro de Educación.