Es
curioso que en nuestro país cada institución educativa va para un lado
diferente...
Todos
promulgan un modelo educativo pertinente, coherente y eficiente para la
población que atienden: los colegios de clase promulgan modelos alternativos y
muy europeos, que dicen ser la mejor opción para una población hambrienta de lo
exótico y lo extranjero, mostrando al final de la educación media buenos
resultados en las pruebas de estado, que son ostentados por aquellos
estudiantes que fueron especialmente preparados para ello...se necesita mostrar
calidad...
En
cambio los demás colegios se contentan con decir (sólo decir porque no se
demuestra en muchos casos) que su modelo es el del Aprendizaje Significativo, o
Constructivista, o Tradicional...pero en la práctica, cada maestro va para un
lado diferente (téngase en cuenta que muchos maestros ni siquiera conocemos el
PEI de la institución donde laboramos).
No
se pueden desconocer los esfuerzos que al respecto hacen algunos investigadores
colombianos como Giovanni Iafrancesco o la Fundación Alberto Merani y otros que
han tratado de mostrar modelos acordes con las necesidades, intereses y
expectativas nacionales, pero nada ha sido conclusivo y se ha quedado como
esfuerzos aislados. Nada ha demostrado ser el verdadero modelo que necesitamos.
Es
interesante ver el éxito que ostentan modelos educativos como el finlandés, el
chino, o el de Corea, pero es responsable y aterrizado considerar nuestro
contexto colombiano y las necesidades particulares del mismo. Sería aventurado
copiar un modelo educativo extranjero basados en su éxito local. Su pertinencia
y coherencia podrían estar totalmente desfasadas con relación a la realidad de
nuestro país.
Colombia
necesita investigación que permita configurar nuestra realidad actual, para
alinearla con nuestros planes futuros (Plan Decenal, etc.) y con los
compromisos que nuestro gobierno quiera asumir en materia de educación. Esta
investigación debe ser el punto de partida de toda acción que se emprenda para
mejorar la calidad educativa. Mirar hacia afuera de nuestras fronteras para
copiar es irresponsable, para admirar y autoevaluarnos, sería apenas natural.
Me
gustaría que la discusión se iniciara en torno al modelo educativo que nuestro
país quiere y necesita, para formar ciudadanos verdaderamente competentes,
comprometidos y con sentido de pertenencia con su territorio. Que repensemos y
creemos unos estándares e indicadores de idoneidad que nos permitan tener claro
de dónde venimos y para dónde vamos, qué estudiantes tenemos y qué estudiantes
y ciudadanos queremos entregarle a la patria. Que replanteemos el ideal de
calidad, de modo que vaya de la mano con los ideales de cobertura. Que
estructuremos un sistema de evaluación justo, integral, coherente y pertinente,
pero exigente, de manera que la mediocridad no se siga patrocinando en la
escuela con directrices gubernamentales que siguen atropellando la calidad con
sus decretos que pretenden disminuir repitencia y deserción.
Es
mi deseo que en nuestro país dejemos de seguir rellenando el currículo con más
y más nuevas "tareas": competencias ciudadanas, competencias
laborales, TIC's, competencias comunicativas, etc. y unamos todas estas buenas
intenciones en un solo plan: El Proyecto Educativo Colombiano del siglo XXI,
basado en un modelo pedagógico colombiano, hecho por colombianos, con los
colombianos y para los colombianos, que responda a las exigencias del mundo
globalizado. Esta debería ser la verdadera raíz, base y fundamento de nuestro
modelo Educativo.