Los tiempos han cambiado y por ende la población ha ido experimentando una metamorfosis que los abuelos no pueden entender. Los jóvenes de hoy hablan, piensan, se visten, aprenden de una manera muy diferente a como solía hacerse hace pocos años. Los adornos y estilos de vestir y hablar no son los mismos y han surgido clanes urbanos que la sociedad adulta todavía trata de discernir.
La rápida diseminación de la tecnología y la información han creado un ciudadano diferente, un ciudadano que está en contacto con el mundo entero, un ciudadano que explora, que usa las tecnologías a su disposición para acceder a la información y crear una nueva forma de relacionarse, de comunicarse, un ciudadano que es capaz de obtener una identidad digital y explorar un mundo virtual que es ilimitado y en el que las fronteras no parecen existir.
Los sistemas educativos actuales están llevando una carrera contra el tiempo, para acomodar sus recursos físicos y sus currículos de manera que sean coherentes con el nuevo tipo de ciudadano que ha surgido en los últimos años. Me refiero a los que Marc Prensky (2001) llama “ciudadanos digitales”. Ellos no son nadie más ni nadie menos que nuestros hijos, nuestros sobrinos, nuestros estudiantes…
Los ciudadanos digitales han crecido rodeados por toda suerte de aparatos electrónicos como el celular, el computador, los videojuegos, los reproductores de música, las videocámaras y otros juguetes y herramientas que son propias de esta era digital.
Todo el tiempo escuchamos a personas adultas (y no me refiero a ancianos solamente) que cuentan con una mezcla de asombro y orgullo cómo sus hijos, sobrinos y nietos resuelven todos sus “problemas tecnológicos” con una gran facilidad. Estos ciudadanos pueden hacernos sentir estúpidos frente al computador o el control remoto de nuestro televisor. Según Prensky , “el promedio de los graduados universitarios han gastado menos de 5.000 horas de sus vidas leyendo, pero alrededor de 10.000 horas jugando videojuegos, sin mencionar 20.000 horas mirando la televisión. Los juegos de computador, el email, el internet, los teléfonos celulares y la mensajería instantánea son parte integral de sus vidas”.
En una segunda parte del documento , agrega el autor que nuestros muchachos de hoy están siendo socializados en una manera que difiere total y abruptamente de aquella en la que lo fueron sus padres. “(…) las cifras son contundentes: alrededor de 10.000 horas jugando videojuegos; 200.000 emails y mensajes instantáneos enviados y recibidos; alrededor de 10.000 horas hablando por teléfono celular; 20.000 horas mirando televisión, 500.000 comerciales vistos (…)”
Conocedores y estudiosos del desarrollo del cerebro humano, como el doctor Bruce D. Perry, del Baylor College of Medecine, asegura que “diferentes tipos de experiencias conllevan a diferentes tipos de estructuras cerebrales”. Estas experiencias hacen que nuestros chicos de hoy piensen y procesen la información de una manera diferente de sus predecesores y por ello, según el autor, sus patrones de pensamiento y la estructura de sus cerebros no es igual a la de las generaciones anteriores. Por lo anterior, Prensky ha clasificado a la población mundial actual es dos grupos: los “ciudadanos digitales” y los “inmigrantes digitales”. Los primeros son la generación de jóvenes que nacieron y crecieron rodeados por la tecnología, los “hablantes nativos del lenguaje digital” y los segundos somos los que crecimos en la época anterior al auge de los computadores, el internet y la telefonía celular. Personalmente no crecí rodeado por estos artefactos (no crean que soy tan viejo…aún estoy en mis treintas), pero tras usarlos en forma continua adquirí cierta competencia, lo cual me hace un inmigrante digital.
Pensemos en las dos anteriores clasificaciones de esta manera: un grupo de extranjeros vinieron a vivir en nuestro país hace unos pocos años y, por necesidad o por fascinación se quedaron aquí. Con el paso de los años han aprendido a entender y acoplarse a nuestra cultura y a hablar nuestro idioma, algunos mejor que otros, pero se han hecho su lugar. Pero por bien que hablen el español, bailen cumbia o coman arepa y ajiaco, su acento los delata. De la misma manera, el inmigrante digital tiende a aprender a usar la tecnología en una forma diferente de los ciudadanos digitales, como por ejemplo, aquel preferirá usar un artefacto nuevo o un programa de computador siguiendo el manual de instrucciones; el ciudadano irá directamente al artefacto o saltará directo al programa asumiendo que en él aprenderá su uso.
Tengo una amiga que todavía escribe sus ensayos primero en papel y luego en el computador porque no puede poner las ideas directamente en él. Estos son los “acentos” de los inmigrantes digitales. Volviendo al tema de la educación, el asunto es serio, toda vez que tenemos a un grupo de inmigrantes que vagamente hablan el idioma digital, enseñando a unos ciudadanos digitales que piensan y aprenden distinto. La brecha es abismal. Para estos ciudadanos los métodos de enseñanza que se usan no son efectivos, no son significativos, no les llegan. Ellos son diferentes: aprenden más rápido, prefieren gráficos y mapas conceptuales, establecen redes, relaciones, prefieren juegos que trabajo serio. ¿Nos hemos preguntado alguna vez cómo los jóvenes pueden escuchar música, hacer sus tareas y ver televisión al mismo tiempo? Estoy seguro de que muchos lo hemos experimentado.
Colombia ha dado pasos gigantescos en los últimos años en torno a la modernización de nuestros colegios y su dotación con laboratorios y espacios de aprendizaje que contribuyan a la formación de los ciudadanos del siglo XXI. También se habla reiteradamente, en todos los niveles, de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Las TIC no incluyen solamente el internet y los celulares, sino también el sinnúmero de herramientas que están a nuestra disposición en la red mundial (www). Nuestros estudiantes ya usan muchas de ellas: redes sociales como Facebook, Twitter, Hi5, Sonico; mensajería instantánea como Msn, Skype, AOL, Yahoo, Google; otras herramientas como Youtube, Picasa, Wikipedia, sin mencionar los tradicionales paquetes de Office.
Ellos inclusive han creado comunidades virtuales bajo el nombre de sus colegios, en espacios como Tutudio, donde ellos hablan de sus profesores, de ellos mismos, y de su vida escolar en general. Les recomiendo que intenten ingresar allí y se sorprenderán de todo lo que pasa “a nuestras espaldas”.
Pero los retos que tenemos por delante en nuestro país son grandes, toda vez que los inmigrantes digitales tenemos que aprender el idioma digital, de manera que una vez obtenida nuestra “ciudadanía” podamos encontrar nuevas formas de llegarle a nuestros estudiantes y darles una educación del siglo XXI, que los prepare para los retos de los años venideros.
El reto no es solamente modernizar nuestras aulas de clase con un computador con acceso a internet y un proyector en cada una (nótese que no mencioné un tablero interactivo por aula, aunque si el gobierno nos lo proporciona…), sino preparar a los maestros para que den uso de la gran cantidad de aplicaciones web que desconocemos y que crearían un nuevo sistema de enseñanza-aprendizaje más significativo para nuestros ciudadanos digitales.
Las posibilidades son ilimitadas y el potencial real que tienen las herramientas web para mejorar los procesos y resultados académicos de los estudiantes es increíble. La implementación de las tecnologías de la información y la comunicación en la educación demanda otros retos que se suman a los financieros:
1. Creación de procesos de planeación en todos los niveles: nacional, departamental, territorial, municipal, en la institución escolar y en el salón de clase, dado que las TIC y su inserción en el currículo son un componente crítico de la educación del siglo XXI. Planes y proyectos deben ser puestos en marcha en todos los niveles, de manera que su ejecución conlleve a una reforma educativa sostenible y de resultados concretos y tangibles.
2. Provisión de programas de capacitación y desarrollo profesional de los maestros y maestras del país que vayan más allá del uso del computador. Estos programas deben ser enfocados a la implementación de las TIC en el currículo como medio para mejorar el desenvolvimiento académico de los estudiantes y por ende, el mejoramiento de la calidad educativa del país puesto de manifiesto en altos desempeños en pruebas nacionales e internacionales.
Algunos componentes de estos programas son:
a. Conexión directa con los procesos de enseñanza-aprendizaje
b. Uso concreto, continuado y sostenido de las TIC en el aula
c. Variedad de experiencias de aprendizaje
d. Aplicaciones específicas de las TIC en el currículo
e. Los nuevos roles de los maestros y maestras en el camino a la eficacia y la eficiencia académica
f. Espacios de aprendizaje colegiado, de manera que la actualización y socialización de los aprendizajes de los maestros estén dentro del marco de comunidades de conocimiento.
g. Participación activa y comprometida de los educadores
h. Garantía de un proceso continuado, pues las tecnologías cambian casi a diario, son modificadas o reemplazadas.
i. Provisión de tiempo para el desarrollo profesional de los maestros
j. Asistencia técnica permanente en cada escuela
k. Apoyo directivo
l. Participación permanente y decidida de todos los miembros de la comunidad educativa, en la que estén claramente definidos los tipos de aprendizajes y métodos a emplear, creencias y metas de la institución escolar. Es decir, nos enfrentamos a repensar el Proyecto Educativo Institucional y darle una nueva dirección.
m. Evaluación continua de los procesos como camino a la excelencia de los mismos.
3. Creación y socialización de una visión que es compartida y aceptada por todos los miembros de la comunidad educativa.
4. Liderazgo: no solamente los directivos docentes son responsables de asegurar la planeación, ejecución y evaluación de los planes y proyectos tecnológicos de la institución.
Todos los maestros deben asumir roles de liderazgo que permitan crear al interior de cada escuela una comunidad de conocimiento, un engranaje perfecto, un equipo trabajando unido por el ideal de la educación de calidad.
Sé que los retos son gigantes y que el mayor obstáculo es la apropiación de los recursos financieros para llevarlos a cabo. Pero tenemos el recurso más importante: el recurso humano, la comunidad educativa, y estoy seguro de que ellos pueden empezar a hacer avances pequeños, con lo que tenemos a mano, para iniciar lo que puede ser una verdadera revolución educativa y convertir a Colombia en el paraíso educativo deseado de toda Latinoamérica. Adelante inmigrantes. Toda una generación digital nos necesita…
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“Más nadies se crea ofendido, Pues a ninguno incomodo; Y si canto de este modo Por encontrarlo oportuno, NO ES PARA MAL DE NINGUNO SINO PARA BIEN DE TODOS” El Gaucho “Martín Fierro”, 1879